Smartmatic ha sido motivo de noticias en los últimos días tras denunciar la manipulación de votantes en Venezuela, donde han dado servicio por años, ¿Qué fue lo que sucedió en Venezuela?
Primero recordemos cuáles son las características de esta constituyente; la convocatoria de esta constituyente deja por fuera la participación de los partidos políticos, hoy son movimientos organizados y postula básicamente a participantes individuales, los que se presenten a esta elección para ser seleccionados como miembros de esta constituyente. Ante esa circunstancia, las fuerzas políticas, la mesa de oposición que aglutina los movimientos o las fuerzas políticas del país, toman la decisión de no presentarse ante ninguno de los eventos que tenían que ver con la elección de constituyentes; eso provoca que lo que normalmente define los procesos democráticos, que son los pesos contrapesos, la vigilancia de los movimientos políticos no se dé, hay una ausencia y unilateralidad, de quien conduce el proceso. Ante ese desbalance, evidentemente en Venezuela no hay quien fiscalice, audite o cumpla todos los requerimientos que el sistema electoral democrático tiene implícitos. En esta circunstancia hay una proclama de un número determinado de votantes y las posibilidades de ser auditados permite que posteriormente a que se dé esa situación se dé un análisis de lo acontecido y exista una cantidad de votos diferentes de los que se proclaman que se presentaron a las urnas y de los que el sistema en realidad registró. Recuerde que Smartmatic es el proveedor de la tecnología y quien opera los sistemas es el Consejo Nacional Electoral. Smartmatic proveee el soporte y facilita a los departamentos técnicos todo el apoyo electoral, pero no es quien lleva los procesos.
¿Cómo se puede detectar que hay más de un millón de votos que no se sabe de dónde salieron? Explíqueme un poco la parte meramente de la tecnología que hacen con este hallazgo.
Los sistemas de Smartmatic registran cada una de las acciones que se van dando: hora de apertura, cuándo fue cada uno de los electores, registro de hora, acciones, etc. En este caso en Venezuela opera algo que es muy prudente y que hay varios países, incluyendo un país vecino que está considerando implementar: se registra el elector biométricamente, hay una correspondencia entre acreditación que hace el ciudadano ante la junta electoral, el registro biométrico que tiene que haber una correspondencia, en el caso venezolano con la huella; eso permitió posteriormente, que si se tuvo la responsabilidad de hacerse presente posteriormente al proceso revisar sistemas y realizar un análisis riguroso con la información con la que tuvimos acceso al menos un millón de votos no correspondían a lo que se había anunciado y se solicita que se realice un análisis de auditoría forense con mayor profundidad, cosa que tampoco podemos obligar al Consejo Nacional Electoral a que se revise, porque es una potestad propia. No hubo observadores ni veedores ni testigos por parte de organismos multilaterales o la Unión Europea o la OEA. Fue un proceso bastante suigéneris, pero ese es el resultado final, sin las capacidades de audito, sin la solidez de un sistema democrático que evidencia con una acción de éstas, que cuando los pesos contrapesos de un sistema y que las auditorías funcionan es un sistema que puede arrojar los datos reales. No dejo de recordarle que el sistema venezolano es tal vez uno de los que ha sido más auditado y vigilado hasta la fecha.
¿Desde el 2004 estaban trabajando en Venezuela? ¿Nunca habían tenido irregularidades de este tipo?
Nunca. Y es por eso, siempre se había tenido la presencia de observadores, veedores y procesos de auditoría que quedan preestablecidos, para hacer claro y transparente el resultado y procesamiento de los datos. Hago recuento, la Fundación Carter por ejemplo, ha estado en vigilancia de todos los procesos electorales que se han dado, la misión técnica de la OEA acompaña no solo desde conducción política sino que tiene un departamento muy técnico que acompaña la auditoría pre y postelectoral, la Unión Europea y otros entes que participan y han participado, en esta oportunidad, por las características que tiene el proceso, no se presentaron.
¿De dónde viene Smartmatic?
Se funda en el año 2000. Dos entusiastas técnicos venezolanos, Antonio Mojica y Roger Pinat, deciden, a raíz del problema que se da en la elección de Florida, entre la elección de Gord y Bush, ellos que venían trabajando inquietos por este tema, a raíz del evento, toman la decisión de adentrarse y conformar una empresa en los Estados Unidos; desde entonces participa de los procesos internos de elección nacional en estados de Estados Unidos.
¿Qué experiencia tienen en América Latina?
Hemos participado en México, procesos interesantes en Ecuador, para hacer más amigables los procesos de elección para las comunidades indígenas. En Argentina en procesamiento de datos. En Brasil participamos también. Lo que ha hecho es fomentar el uso de tecnología en los diferentes escenarios donde opera en América Latina con excepción de Venezuela. En el 2004 smarmatik presenta su propuesta tecnológica, no es que rompa el paradigma, ya habían procesos y se había dado cierto nivel de madurez en el organismo electoral venezolano y en ciudadanía para aceptar procesos de tecnología; con excepción de Brasil y Venezuela, la ruptura del paradigma tecnológico permite romper con proyectos y procesos acordes a la realidad de los países. Eso nos llevó a articular la propuesta aquí en El Salvador.
¿En qué consiste la propuesta que han hecho en El Salvador?
Para las elecciones de 2015 se vino y se apoyó en el proceso dramático y suigéneris que tiene el país. Hace un poco más de un año decidimos volver a venir, hacer una primera evaluación del ambiente, hicimos una presentación ante la Junta de Vigilancia Electoral, invitamos a partidos políticos y al Tribunal Supremo Electoral; hicimos una presentación de todas las tecnologías, desde máquinas de voto electrónico, scanners de voto y mostramos otra tecnología que no solo permitía el registro y participación de electores sino que le podía introducir un software adicional para realizar la contabilización de datos electorales; era un dispositivo relativamente económico, fácil manejo, amigable. Después de una presentación y discusión llegamos a una conclusión, que el proceso en El Salvador no estaba maduro para hacer un salto al voto electrónico, no tenía aceptación del escaneo de votos, porque nuestra propuesta no era escanear las actas sino los votos, iba más allá; que fueran los electores quienes escanearan sus votos, es decir, la participación de un tercero.
Fue interesante, las principales fuerzas políticas, casi unánime, el hecho de que sí encontraban una enorme utilidad al proceso de identificación de los electores sin que se pudiera hacer una identificación del elector biométricamente y compararla con el registro que viene en el DUI, que la máquina lea la información del código bidimensional, la foto la huella, etc.
Aparentemente aquí además del voto de la desconfianza también hay un problema de recursos, ¿qué tan caro es el sistema que han propuesto?
Yo como centroamericano no me tienen que convencer de la situación que tienen nuestros países y nuestros organismos electorales, estoy convencido que lo que se ha presentado en El Salvador es una solución idónea en esta primera etapa.
No es tan caro, con el tema de presupuesto, pese al recorte que sucedió aquí, nosotros creemos que se puede brindar un servicio. Para este efecto, creo que con el presupuesto que inicialmente propuso el TSE, hasta sobraba dinero. Con los $5.4 millones que ahora le asignaron al presupuesto actual, creo que habría que hacer algunos ajustes, inclusive racionalizar en algunos aspectos, sí podemos acoplarnos en un buen entendimiento de buena fe.
Perfil
Francisco Campos
Ingeniero costarricense. Ha trabajado en el área de sistemas y tecnología electoral y registro de ciudadanos por los últimos 20 años, con experiencia en Centro, Sudamérica y el Caribe.